Semana 28/3

 Durante esta semana de prácticas volvió a ocurrir otra desgracia más, el padre de unos alumnos falleció de forma repentina al final de la semana anterior, también te estuve unos cuantos días sin venir a clase, y la verdad que en mi caso diga gracias de que la tutora estuviese en el aula cuando volvió. No sabía que decirle después de una situación semejante, tampoco sabía exactamente cómo actuar y me sorprendió la entereza con la que el resto de sus compañeros afrontaron el hecho cuando se lo comentaron. Al final se habla un poco sobre el tema pero lo justo y necesario para dejar tranquila al resto de la clase, el asunto no se volvió a mencionar y volver a la normalidad al aula. Habrá si se le prestó mayor atención a este alumno, puesto que estarás vivir una situación de estas características, era probable que su rendimiento escolar bajase y que estuviese más distraído en las clases. Hablé con la tutora y le pregunté de qué forma se podía hacer para tratar de ayudar a este alumno, y lo que me comentó que básicamente que aumentar la atención que se le daba y en caso de notar que no se está llevando el duelo como debería, hablar con la orientadora y proponerle para evaluación para en caso de ser necesario ponerle en contacto con un psicólogo. Añade nuevo lo poco que puede hacer realmente un docente para ayudar a los alumnos en este tipo de situaciones, entiendo que es al final como cualquier otra persona, puedes hacer hasta donde te llegan las capacidades pero hay ciertas cuestiones que se nos escapan un poco, ahora bien un golpe de realidad bastante duro el darme cuenta de que existen una cantidad situaciones desagradables muy intensas que pueden darse en el aula. Al fin y al cabo pasar muchas horas columnas en clase y al final desarrollas con ellos un vínculo, lo pase mal viendo cómo está el uno lo pasaba mal por una situación en la que yo me veía una manera reflejado también, y en ese momento me di cuenta de que debía de aprender dos cosas. Por un lado debía aprender a dar ese apoyo emocional que tanto me cuesta, ser capaz de ofrecerme y estar ahí para los alumnos cuando lo necesitan quitarme en cierto modo la coraza con la que me envuelvo, al menos de vez en cuando. Y por otro lado empatizar es necesario y está muy bien, pero al final no puede sufrir por otra persona y por mucho con uno lo pase mal hay otros 28 en la clase que merecen tu atención y merecen que estés en clase positivo, alegre y feliz para que su experiencia dentro del colegio o sea lo más positiva posible. Porque al fin y al cabo la educación primaria es una etapa preciosa y maravillosa en la vida de los alumnos, y una parte importante de si la recordarán con cariño no recae en los docentes, no siempre se puede ir con la mejor actitud a clase pero hay que intentarlo. 

Continué con las sesiones, dar las sesiones de valores éticos, si bien es cierto que esto puede ser debido a que no existía bloque de contenidos como tal, y que por lo tanto yo podía explicarles un poco lo que yo quisiera o hablar un poco de lo que quería, pero convertir esas sesiones en sesiones para de alguna forma trabajar la inteligencia emocional, la filosofía o la ética me encantó y me pareció algo realmente fascinante, poder ver cómo piensan los niños y de qué forma entienden ellos la vida es de lo mejor que yo he descubierto en la escuela. Bien es cierto que en un primer momento me decepciono un poco su capacidad de abstracción, así como las ideas los planteamientos que me ofrecían, por lo tanto premio otra cosa, que debía rebajar mis expectativas y no pensar tanto en lo que a mí me gustaría que me dijesen, sino centrarme realmente en lo que ellos me querían decir. 

Durante esta semana no hubo mucho más que comentar y fue una semana más de aprendizaje, en la que de nuevo me volvió a golpear la realidad, pero igual que dijo Patrick Routhfuss en el nombre del viento, "nos encantan las cosas dulces pero también necesitamos las amargas".

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